Que el dolor de la Virgen nos inspire

Hoy se tienen especialmente en consideración los 7 dolores de la Madre de Dios. Que Ella nos ayude a cargar las cruces de nuestra vida.

Virgen de los Dolores, Ella también fue la Reina del Dolor.

Después de conmemorar la Cruz de dolor, en la que el Redentor ofreció su vida por nosotros, hoy la Iglesia nos llama a contemplar a la Virgen fiel y firme, que no abandonó a su Hijo en el dolor, y que así se tornó corredentora del género humano.

Nadie más unido a Dios que la Virgen Santísima. Así lo fue Ella desde el primer instante de su ser. Pero si Dios Hombre quiso asociarla a su gloria, también deseó unirla a su dolor. Y desde el momento en que Ella aceptó ser Madre del Mesías, previó la gloria del Redentor, pero también su infinito dolor, y acepto cargar una parte de ese dolor. Maravilla, porque en este valle de lágrimas la grandeza está en proporción con el sufrimiento, y por eso Ella es gigantesca.

Dios mucho la amó, y le dio muchas cruces

El profeta Simeón le profetizó ya pronto que una espada de dolor atravesaría su corazón. La piedad católica habla de los siete dolores de la Virgen. Pero de hecho sus dolores fueron muchos.

Como decía el Dr. Plinio Corrêa de Oliveira, Dios mucho amó a la Virgen y por eso le dio una inmensidad de cruces, que ella cargó eximiamente, haciéndose así corredentora del género humano.

Este ejemplo de la Virgen nos debe inspirar el ánimo: cuando llegue un sufrimiento a nuestras vidas, debemos verlo como una muestra del amor de Dios. Y es el sufrimiento cargado con resignación cristiana, con confianza en Dios, el que da estabilidad, da “una nota de racionalidad, una elevación que solo tiene aquel que sufrió”, decía el Dr. Plinio.

“Debemos comprender eso, y cuando comienzan a aparecer los contratiempos, las dificultades en nuestro apostolado, los malentendidos con los amigos, malentendidos con nuestros jefes, salud que va mal, negocios que caminan mal, problemas dentro de casa, nosotros no deberíamos tomar eso como un monstruo de 7 cabezas, como el espíritu hollywoodiano gustaría que se tomase, es decir, como algo que no debería ocurrir. No señor”, afirmaba el Dr. Plinio.

Lo normal es sufrir, y es normal que el ser humano pase por pruebas de todo orden en su vida. Es claro que se puede y a veces se debe pedir a Dios que pasen, pero si no pasan, hay que aceptar la voluntad de Dios y seguir pidiendo, que ese camino va creando la figura de alto valor moral, el gran hombre que estamos llamados a ser, y nos va uniendo a Dios.

Prepararse para que el demonio nos ataque

Hay un sufrimiento específico de quien quiere seguir los caminos de Dios, pues estos tendrán el odio particular de un fuerte enemigo, el demonio. El hombre o la mujer que quiere ser fiel a Dios se torna incómodo al demonio y a sus secuaces, y ellos procurarán ponerle todo tipo de pruebas. Y esto hay que aceptarlo, con valentía, pidiendo fortaleza a Dios. Pidiendo y agradeciendo el sufrimiento de tornarse incómodo al mal.

Todas esas consideraciones, suscitadas el día de la Virgen de los Dolores, también nos deben mover a entregarnos a Ella, que ve desde el Cielo con amor a todos aquellos, sus hijos, que quieren unirse a Ella también en ese aspecto sublime de su ser que es su aceptación digna del sufrimiento.

Repetía mucho el Dr. Plinio que la verdadera gloria solo nace del dolor. Ella la Reina del Dolor y de la Gloria, nos ayudará en el dolor y nos llevará a la gloria.

Tomado de: Gaudium Press en Español

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