Fue hecho obispo en el 650, cuando era rey Clovis II. Funda el primer hospital de París.
San Landerico, uno de los santos que la Iglesia venera hoy, fue obispo de París cuando era rey Clodoveo II. Él se convierte en obispo de la Ciudad Luz en el año 650. Había sido funcionario en la cancillería real.
Su pura caridad lo movía a tener mucho amor a los pobres. Esto lo llevó a vender posesiones en épocas de calamidad para repartirlas entre ellos. Llega a empeñar o vender los vasos sagrados para asistir a los pobres.
Sin la contribución de San Landerico, los pobres hubieran sufrido mucho más, pues no había una asistencia a ellos propiamente organizada.
San Landerico funda el primer hospital que hubo en París, cerca de Notre-Dame y lo consagra a San Cristóbal. Esa institución fue creciendo, se hizo famosa y sirvió de ejemplo para que se fundaran instituciones similares en todo el mundo. Este hospital después varió su nombre y se le comenzó a llamar Hôtel-Dieu, Casa de Dios.
San Landerico exime de jurisdicción episcopal a la abadía de Saint-Denis, famosa porque ahí fueron enterrados muchos reyes de Francia. El rey Clovis II concedió privilegios a la abadía, y el Santo obispo firmó estos privilegios mostrando que más que el poder está la sana autonomía de los hijos de Dios.
La fecha de su muerte es incierta, pero se cree que pudo ser alrededor del 657, aunque algunos consideran que fue después, en el 661.
Fue enterrado en la abadía de Saint-Germain-des-Prés, y allí se conservan buena parte de sus restos.
Tomado de: Gaudium Press en Español
