Este lunes 20 de marzo el primer grupo de obispos colombianos dio inicio oficial a su Visita Ad Limina 2023 en el Vaticano. Al iniciar la jornada, sobre las 7:30 de la mañana, se llevó a cabo la celebración de la Santa Misa en el Altar de la Tumba de San Pedro. Al finalizar la Eucaristía, los prelados realizaron una oración en honor a San José y posteriormente, una oración ante la tumba de Benedicto XVI.
De acuerdo a como estaba previsto en la agenda, los 38 obispos realizaron su visita a la Pontificia Comisión para Latinoamérica (CAL), que tiene como misión central apoyar la articulación del trabajo de los prelados y de sus equipos con los organismos de la Curia Romana. Es, además, una instancia consultiva e incluso, tiene la posibilidad de apoyar económicamente algunos proyectos de evangelización en las jurisdicciones. Allí monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, Obispo Castrense de Colombia, realizó un saludo a nombre de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), dio a conocer el panorama de las provincias eclesiásticas presentes y se refirió al contexto actual del país, puntualizando temas que preocupan de manera especial a la iglesia colombiana como el narcotráfico, la violencia, la ideología de género y algunos aspectos relacionados con los laicos.
Más tarde los obispos colombianos pasaron por el Dicasterio para las Causas de los Santos, dependencia romana en la que se gestiona todo el proceso para la santidad que inicia en cada diócesis del país. En Colombia son varias las causas que van adelante en este organismo, algunas de ellos: La del laico Toribio Maya, la del obispo Ismael Perdomo y la de la beata Madre Berenice Ducke Hencker. En este organismo, la intervención central estuvo a cargo de monseñor Libardo Garcés Monsalve, obispo de Cúcuta.
La jornada de trabajo del primer día de la Visita Ad Limina terminó sobre el medio día romano en el Dicasterio para la Evangelización, un organismo reconfigurado tras la reforma de la Curia Romana emprendida el año pasado por el Papa Francisco. Este dicasterio tiene dos secciones: Una para las cuestiones fundamentales de la evangelización en el mundo y otra para la primera evangelización y las nuevas Iglesias particulares en los territorios de su competencia. En este caso el saludo inicial por parte de la delegación colombiana lo dirigió monseñor Jorge Alberto Ossa Soto, arzobispo de Nueva Pamplona.
Estando allí, el Pro-Prefecto, monseñor Salvatore Fisichella, quien dirige la primera de las secciones, agradeció a los obispos el trabajo de evangelización adelantado en el país, invitó a mirar al futuro con esperanza por el pueblo y toda la Iglesia. Se refirió también al Jubileo 2025, que se adelantará bajo el lema “Peregrinos de Esperanza”, como una importante oportunidad pastoral para sostener la fe. Al tiempo, habló de la relevancia de la cultura digital para la evangelización e indicó que es un desafío que interpela en la Iglesia el uso de nuevos lenguajes (más simples, sintéticos, ágiles e inmediatos), así como nuevos comportamientos que se acerquen más a la realidad, especialmente, de niños y jóvenes. Monseñor Fisichella insistió en la importancia de transformar la capacidad de comunicar para la evangelización, habló de una catequesis con más flexibilidad frente las nuevas realidades, teniendo en cuenta que esta no debe estar centrada en lo litúrgico sino en lo laical. Además, afirmó que el 2024 será un año dedicado a la oración y a la conciencia espiritual. Al cierre de este espacio, monseñor Luis José Rueda, arzobispo de Bogotá y presidente de la CEC, agradeció a monseñor Fisichella y dijo que los retos planteados los desafía y anima para seguir fortaleciendo su misión en la Iglesia que peregrina en Colombia.
Al finalizar la jornada de este primer día, los prelados visitaron la Embajada de Colombia ante la Santa Sede.
Tomado de: Conferencia Episcopal de Colombia