En la audiencia con la delegación británica de «Interfaith Leaders from Greater Manchester», Francisco reafirma la «urgente necesidad de proteger el medio ambiente» y de trabajar especialmente con los jóvenes para afrontar los efectos del cambio climático.
Cuando estalló la Revolución Industrial en Inglaterra, en el siglo XVIII, las chimeneas de Manchester echando humo negro contra el cielo se convirtieron en uno de los símbolos del progreso galopante que abría una nueva era en Gran Bretaña. Pero es también, y no se percibe inmediatamente, el inicio de un proceso que poco a poco repercutirá en todas partes en términos de contaminación. Francisco tomó esta señal al recibir a una delegación de los «Interfaith Leaders from Greater Manchester», un grupo interreligioso de la metrópoli británica que vio extenderse «un enorme progreso técnico y económico» junto con «un indudable impacto negativo sobre el medio ambiente humano y natural».
Los trágicos efectos de la degradación
El Papa agradeció a la delegación, subrayando «la urgente necesidad de proteger el medio ambiente» y de «trabajar concretamente para afrontar los efectos del cambio climático», todo ello a la luz de los valores expresados en Laudato si’.
Cada vez es más evidente, en efecto, que nuestro compromiso actual para salvaguardar la creación, don de Dios, debe formar parte de un esfuerzo más amplio para promover una ecología integral, que respete la dignidad y el valor de toda persona humana y reconozca los trágicos efectos de la degradación medioambiental en la vida de los pobres.
El bien común frente a lo «descartable»
En una palabra, reafirma Francisco, se trata de «reconocer que la crisis ambiental y la crisis social de nuestro tiempo no son dos crisis separadas, sino una sola crisis, que «requiere la creación de modelos económicos nuevos y clarividentes».
Pero también requiere determinación para superar la cultura del «usar y tirar», la cultura del descarte, generada por el consumismo y la indiferencia globalizada, que inhibe los esfuerzos para abordar estos problemas humanos y sociales desde la perspectiva del bien común».
Políticas previsoras
El Papa agradece también el testimonio concreto ofrecido por el grupo interconfesional, la importancia del «importante papel» ejercido «en la contribución a una conversión ecológica tan necesaria, basada -dice Francisco- en los valores del respeto a la naturaleza, la sobriedad, la solidaridad humana y la preocupación por el futuro de la sociedad».
Un aspecto esencial de esta contribución es su compromiso, como hombres y mujeres de fe, para formar las mentes y los corazones de los jóvenes y apoyar su necesidad de un cambio de rumbo y de políticas con visión de futuro que tengan como objetivo el desarrollo humano sostenible e integral.
Tomado de: Vatican News
Alessandro De Carolis